¡No eres mi esposa! ¿Acaso fuimos al registro civil? gritó Javier, mientras agitaba las manos como si espantara moscas. ¿Esposa yo? ¿Nos casamos acaso?
La pequeña Lucía no lograba entender por qué sus padres no la querían. A su padre le sacaba de quicio, y su madre parecía cumplir con las tareas de crianza
¿Acaso soy tu mujer? ¿Fuimos acaso al registro civil? ¿Nos pusieron sellos? ¿Me colocaste un anillo en el dedo? Lucía bajó la mirada. Soñaba con todo eso
Creía que mi matrimonio iba bien, hasta que una amiga me hizo una pregunta. Me casé muy joven, por amor. Estuvimos juntos cuatro años antes de dar el sí.
Creía que mi matrimonio iba bien hasta que una amiga me hizo una pregunta. Me casé muy joven, llevada por un gran amor. Estuvimos juntos cuatro años antes
La pequeña Lucía no lograba entender por qué sus padres no la querían. Su padre se irritaba con facilidad, y su madre, Carmen, cumplía con sus deberes
¡Tu hijo es tan aburrido! ¡No llegará a nada bueno! Isabel se quedó paralizada en el umbral, a punto de dejar caer la tarta que llevaba en las manos.
¿Que si soy tu esposa? ¡Pero si nunca hemos ido al registro civil! ¿Acaso hay anillos o papeles que lo demuestren? Lucía bajó la mirada.
¡Tu hijo es un aburrido! ¡No llegará a nada en la vida! Lucía se quedó petrificada en el umbral, a punto de soltar la tarta que llevaba en las manos.
Creía que mi matrimonio iba bien, hasta que una amiga me hizo una pregunta. Me casé muy joven, por amor. Estuvimos saliendo cuatro años antes de dar el sí quiero.









