Tu riqueza debe reflejarse en tus regalos”, replicó la suegra.

Life Lessons

Tu riqueza debe reflejarse en los regalos replicó la suegra.
Sois más ricos que Sofía, así que vuestros regalos deberían estar a la altura refunfuñó la suegra.

No sé qué regalarle a mamá dijo pensativo Javier, dejándose caer en el sofá junto a su mujer.

Lucía se encogió de hombros. Elegir un regalo para su suegra siempre era complicado.

Las relaciones con Carmen Dupont habían sido tensas desde casi el primer día.

Javier había entendido desde el principio la actitud de su madre, así que, tras hablar con su esposa, decidieron mantener cierta distancia.

Nadie le debía nada a nadie. Las llamadas eran escasas, y las reuniones familiares solo ocurrían cuando el ánimo lo permitía.

Este año, Carmen había decidido celebrar su cumpleaños e invitó a casi toda la familia, incluida la joven pareja.

En realidad, mamá dijo que estaría contenta con cualquier regalo recordó de pronto Javier.

Siempre dice eso, pero luego pone mala cara replicó Lucía, frunciendo el ceño. ¡Tu hermana puede regalarle cualquier cosa, pero nosotras no!

Recordaba perfectamente las críticas de Carmen por cada detalle que habían elegido antes.

¿Recuerdas el Día de la Madre? Le regalamos un costoso kit de cosméticos, ¿y qué pasó? Lloró y nos acusó de pensar que estaba vieja y fea sopló Lucía. Los únicos regalos que le gustan son el oro o la tecnología, porque puede calcular su precio.

¿Y si la llamo y le pregunto qué quiere? titubeó Javier.

Como quieras respondió su mujer, negando con la cabeza.

Buscando la salida fácil, Javier marcó el número de su madre.

Hijo, no necesito nada. Convierte en mi regalo que vengáis respondió Carmen con voz dulce.

Mamá, ¿segura? ¿No te molestarás? insistió Javier.

¡Claro que no! Me encantará cualquier detalle rió ella. Confiando en sus palabras, Javier colgó.

Mamá dijo que podemos regalarle lo que queramos le dijo a Lucía.

Ella lo miró con escepticismo. No confiaba en las palabras de su suegra.

Pero, como Javier insistía en elegir él mismo el regalo, Lucía cedió.

Propongo un robot aspirador, para que no tenga que arrastrar la escoba sugirió ella, ajustándose al presupuesto.

Acordaron comprar un aspirador por mil euros y se dirigieron tranquilos a la fiesta.

La cumpleañera recibió a su hijo y a su nuera con una sonrisa que se desvaneció al ver la caja del electrodoméstico.

¿Por qué? gruñó, suspirando. Hijo, guárdalo en la habitación.

Lucía clavó la mirada en su suegra, sorprendida por su reacción.

Poco después, llegó la hermana de Javier con su marido.

¡Mamá, esto es para ti! gritó, abrazándola.

¡Gracias, cariño! ¡No podíais haber acertado más! exclamó Carmen, estrechándola.

Curiosa, Lucía intentó ver qué regalo tan especial había causado tanta alegría.

Para su sorpresa, Sofía solo había regalado a su madre un sencillo estuche de cosméticos que no valía más de veinte euros.

Intercambió una mirada con Javier, quien también había visto el detalle de su hermana.

Por su expresión, supe que estaba decepcionado por la reacción de su madre.

Durante horas, Javier aguantó su enfado, pero cuando Carmen volvió a alabar el regalo de Sofía, estalló.

Mamá, ¿puedo hablar contigo? preguntó, llevándola aparte.

¿Qué pasa? preguntó ella. ¿Algo va mal?

¡Sí, va mal! Te pregunté por el regalo, ¿recuerdas lo que dijiste? reprochó él.

Lo recuerdo

Entonces, ¿por qué esa cara con nuestro regalo? Mientras alabas uno que no vale nada dijo Javier, molesto. No me digas que estoy exagerando.

No mentiré. Vosotros ganáis más que Sofía, así que vuestros regalos deberían ser mejores gruñó Carmen.

¿Y el nuestro no vale? preguntó Javier, irritado. ¿Quieres que pongamos el ticket en cada regalo?

¡Basta! cortó ella, queriendo terminar la discusión. ¿Qué puedo hacer si el regalo de Sofía me gustó más?

¿Porque no sabes cuánto costó el nuestro? dijo Javier con sarcasmo. Por si quieres saberlo, mil euros.

¿Tanto? exclamó Carmen, fingiendo sorpresa.

Pero rápidamente buscó una salida.

Sabes por qué valoro más los regalos de tu hermana? Porque dan lo que pueden, mientras vosotros lo hacéis sin pensar dijo bruscamente.

¿En serio, mamá? Javier se llevó las manos a la cabeza.

¿Parece que bromeo? Con vuestros ingresos, podríais haberme regalado un spa dijo, levantando la barbilla.

Javier la miró fijamente, sin palabras.

¿De verdad crees que el dinero nos llueve? gritó de pronto.

Su voz alertó a Lucía y a Sofía, que se quedaron petr

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