Al despertar en mitad de la noche, Laura sintió un vacío a su lado. Desconcertada, extendió la mano, esperando sentir el calor familiar de su marido, Esteban.

Life Lessons

Al despertarse en mitad de la noche, Lucía sintió un vacío a su lado. Desconcertada, extendió la mano, esperando encontrar el calor familiar de su marido, Esteban.

Pero el sueño no volvía, y su marido parecía llevar al menos quince minutos sin regresar a la cama. El corazón de Lucía latió con inquietud, y se incorporó, escudriñando la oscuridad del dormitorio. ¿Y si le había pasado algo? ¿Tal vez se encontraba mal?

Intentó tranquilizarse pensando que quizá Esteban se había levantado por insomnio y estaba ocupado con algún asunto de trabajo. Pero la preocupación no la abandonaba.

Sin querer angustiarse en vano, Lucía se levantó con cuidado y, abriendo suavemente la puerta del dormitorio, avanzó de puntillas hacia la cocina. Al acercarse, se detuvo en seco, a pocos pasos.

Oyó la voz de su marido. Estaba hablando por teléfono. El altavoz estaba tan alto que pudo distinguir las palabras de su interlocutora.

Sí, cariño, ya he reservado los billetes a Turquía dijo Esteban con tono emocionado. Pasaremos un tiempo inolvidable juntos. Nadie lo sabrá nunca.

Lucía sintió que el suelo desaparecía bajo sus pies. Su mundo se derrumbó en un instante. Cada palabra, cada frase le golpeaba como un cuchillo afilado.

Tantos años juntos, tantos planes, alegrías y penas compartidas hombro con hombro. ¿Cómo había podido hacerle esto?

Lucía regresó al dormitorio. Tumbada en la oscuridad, sentía las lágrimas rodar por sus mejillas. Su corazón se desgarraba de dolor, y en su alma hervía una mezcla de rabia, decepción y amargura.

Finalmente, con determinación, se levantó, fue al armario y empezó a meter las cosas de Esteban en una maleta.

Cuando él entró en el dormitorio y la vio con la maleta, preguntó sorprendido:
¿Qué pasa?

Lucía lo miró con ojos llenos de decepción y firmeza.
He hecho tu maleta dijo con calma. Para que te la lleves a Turquía.

¿De qué estás hablando? sonrió nervioso Esteban.

No finjas, Esteban. Escuché tu llamada en la cocina.

Esteban palideció y sus manos temblaron. Quiso decir algo, pero Lucía lo detuvo.
El resto de tus cosas las recogerás tú. Ahora coge la maleta y vete a un hotel o donde quieras. Y después de tus “vacaciones”, no quiero volver a verte.

Esa noche, la vida de Lucía cambió para siempre.

Cuando Esteban se marchó, volvió a acostarse, aunque sabía que no dormiría. Pero una idea la reconfortaba: ahora todo sería diferente. No más ilusiones, no más dolor por la traición. Por fin era libre.

Y vosotros, ¿qué opináis? ¿Hizo bien Lucía? ¿O debería haberse callado? ¡Dejad vuestros comentarios!

¡Amigos, si queréis leer más historias como esta, no olvidéis comentar y darle a “me gusta”! ¡Nos anima a seguir escribiendo!

Rate article
Add a comment

5 + twenty =