Clara y Tomás entraron en la casa, donde la cálida luz de la noche se filtraba por las amplias ventanas, reflejándose en las delicadas piezas de cerámica
Clara y Tomás entraron en la casa, donde la cálida luz de la noche se filtraba por las ventanas anchas, reflejándose en las delicadas vasijas dispuestas
**Diario de un hombre** Casi no la veo. Entre el bullicio de las reuniones de lunes por la mañana, el taconeo y el zumbido de las llamadas rebotando entre
**Diario de una mañana inesperada** Casi no la veo. Entre el bullicio de las reuniones de lunes, el taconeo acelerado y el zumbido de llamadas que rebotaban
La niña en los escalones Casi no la ve. En el bullicio de las reuniones de lunes por la mañana, entre el taconeo de zapatos y el zumbido de llamadas telefónicas
Sofía cruzó los brazos, apoyándose en el respaldo de la silla. Sus ojos, de un azul helado, no se apartaban del rostro de Daniel. En él, la arrogancia
Sofía cruzó los brazos, apoyándose en el respaldo de la silla. Sus ojos, de un azul frío, no se apartaban del rostro de Daniel. En su expresión, la arrogancia
Sofía cruzó los brazos, apoyándose en el respaldo de la silla. Sus ojos, de un azul frío, no se apartaban del rostro de Daniel. En él, la arrogancia habitual
Marcos estaba en la puerta, pálido como la cal, con la mirada oscura, casi amenazadora. Sus manos se aferraban al marco y sus hombros temblaban, no de
Marcos estaba en la puerta, pálido como la cera, con la mirada oscura, casi amenazadora. Sus manos se aferraban al marco de la puerta, y sus hombros temblaban









