Author: Alejandro García
¡Vaya, parece que no conoces bien a los niños de hoy! Hola, Carmen, te veo trabajando en el huerto y he pensado en pasarme a saludar dijo Concha mientras
Hoy escribo en mi diario con el corazón lleno de emoción. Todo comenzó en una calle cualquiera de Madrid, cerca de un restaurante donde suelen dejar los desperdicios.
**Diario Personal** *”No olvides que vives en mi piso y has vivido aquí toda tu vida.” “Vuelves a lo mismo. ¿Ahora me lo reprocharás
Después del funeral de mi marido, mi hijo me llevó a las afueras del pueblo y me dijo: “Bájate aquí del autobús. Ya no podemos cuidar de ti”
Al escuchar unos pasos, Lucía borró rápidamente el mensaje en el que se leía que el remitente la echaba mucho de menos y no veía la hora de volver a verla
La vida, donde hay lugar para el calor, la compasión y los segundos invaluables de auténtica humanidad. Ella maullaba suavemente, con esperanza, como si
Aquel día llegó a mi puerta una mujer a la que no veía desde hacía cinco años. Tamara Nieto. En nuestro pueblo de Valdecumbres la llamaban “
El cielo lloviznaba suavemente, como un delicado velo de lluvia, mientras la gente pasaba con paraguas abiertos y la mirada baja. Pero nadie prestó atención
Finales de otoño, temprano en la mañana de un día laboral la ciudad aún bostezaba, pero los neumáticos ya crujían sobre el camino rural.
El padre vio un moretón bajo el ojo de su hija y marcó un número de teléfono. La vida de su yerno estaba a punto de derrumbarse. María estaba en el umbral









