Author: Javier Martínez
Nos quedaremos contigo un tiempo, ¡no tenemos dinero para alquilar un piso! me dijo mi amiga Begoña, con la voz cargada de urgencia. Tengo 65 años y sigo
Mi hijo, Antonio, y su esposa, Isabel, me entregaron las llaves del piso el mismo día que me jubilé. Llegaron al apartamento, me estrecharon la mano y
**Diario personal.** Hoy decidí ir a la parcela. Necesitaba comprobar cómo había sobrevivido el invierno. El sábado de octubre amaneció soleado, aunque
**Diario personal** 15 de octubre “¡Si vuelves a llamar basura a mi comida, te quedarás sin cena y sin techo!” le espetó Lucía a su suegra.
Cuando me acerqué a la mesa, mi suegra me dio una bofetada: «¡Esto lo he preparado para mi hijo, tú y tus hijos podéis comer donde os dé la gana!
Hola. Hemos decidido que es mejor que no traigas a tu esposa y al niño a este piso. No podremos aguantar las molestias por mucho tiempo y, al final, tendremos
**Diario Personal** ¿Qué significa que nos separamos? preguntó el hombre, sorprendido, mirando a su esposa. ¿Porque le di dinero a mi madre?
Bueno, señor mío, nos vamos a un nuevo hogar. Vivirás conmigo, el piso es pequeño, de un dormitorio, pero calculo que cabremos. Dios mío, tengo treinta
Mi paciencia se ha agotado: Por qué la hija de mi esposa no volverá a pisar nuestra casa Yo, Javier, un hombre que ha intentado durante dos años angustiosos
¡Apareció el que nadie esperaba! gritó Damián Pérez. ¡Pues puedes volverte por donde viniste! ¿Papá, pero qué dices? respondió incrédulo Adrián.









