¡Teníamos la gran esperanza de que mi madre se jubilara, se mudara al campo y nos dejara a mi marido y a mí su apartamento de tres habitaciones!

Life Lessons

Teníamos la gran esperanza de que mi madre se jubilara, se fuera al campo y nos dejara a mi marido y a mí su piso de tres habitaciones.

Quisiera hablaros de mi vecina Lucinda. Ahora tiene 68 años. Vivía sola en su apartamento de tres habitaciones. No hace mucho, alquiló su piso y se marchó de viaje.

Su hija, María, vino a verme y se quejó de ella:
¿Qué está haciendo mi madre? ¡Me ha decepcionado tanto! Ahora mi suegra me grita diciendo que de mayor también me volveré loca. Dice que de tal palo, tal astilla. ¡Y eso que mi marido y yo acabamos de pedir un préstamo para el coche! Ya llevamos dos meses de retraso en los pagos. Confiábamos tanto en que mi madre nos ayudaría. ¡Pero nos ha fallado! Ha alquilado su piso y se ha ido de viaje.

La miré con asombro: ¿por qué tenía su madre que pagar el préstamo de su coche? María siguió hablando:
Mi suegra está muy enfadada porque vivimos con ella en su casa, mientras que mi madre ha alquilado la suya.

Entiendo que María espera mi compasión. Pero yo creo que Lucinda hizo lo correcto. Tiene derecho a vivir como le plazca. ¿Por qué la gente cree que una mujer, al jubilarse, debe dedicarse por completo a sus hijos y nietos? ¡No es justo! Le pregunté a María:

¿Por qué no confías en ti y en tu marido? ¿En vuestras propias fuerzas? ¿Por qué no dedicasteis quince años de matrimonio a comprar vuestra propia casa? Así tu suegra no tendría nada que reprocharte.

María respondió:
¡Es que teníamos la esperanza de que, al jubilarse, mi madre se iría al pueblo y nos dejaría su piso de tres habitaciones!

Entonces decidí bromear con ella y le dije:
¿Y si Lucinda también se casa? Tenía una amiga que se fue de vacaciones a Marruecos, conoció a un hombre y se casó con él. Ahora vive allí feliz. Quizá Lucinda haga lo mismo.

Al oír esto, María me miró sorprendida. Hace poco vi fotos de Lucinda en Internet. Decía que estaba disfrutando de su descanso y de la vida. Me alegré por ella. Creo que actuó bien. La edad no es un obstáculo para ser feliz ni para vivir nuevas y gratas experiencias.

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