Juan esperaba a su prometida. Los invitados estaban reunidos, el día estaba minuciosamente planeado, pero Greta siempre tan puntual llegaba tarde sin avisar.
Fue despedido en la Nochevieja; años después les abrió la puerta, pero no hacia el destino esperado.
Lo echaron en Nochevieja; años después les abrió la puerta, pero no al lugar que esperaban. Aquella Nochebuena, sus padres lo expulsaron de casa.
**Quiero vivir para mí** ¡Oh, Lucía, hola! ¿Has venido a ver a tu madre? gritó la vecina desde el balcón. Buenas tardes, doña Carmen. Sí, a ver a mamá.
Mi hijo me dijo que me había regalado una casa en el campo, pero cuando llegamos, el suelo se abrió bajo mis pies. Me llamo Antonio y tengo setenta y ocho años.
Juan esperaba a su novia. Los invitados estaban reunidos, el día planeado al minuto, pero Margarita siempre tan puntual se retrasaba sin avisar. ¡Parece que no vendrá!
Secó sus manos mojadas, gimiendo de dolor, y se dirigió a abrir la puerta. María Gutiérrez se secó las manos húmedas, suspiró por el dolor de espalda y
¡Ay, Lucía, hola! ¿Has venido a ver a tu madre? gritó la vecina desde el balcón. Buenas tardes, doña Carmen. Sí, a ver a mamá. Ojalá le eches una charla
Secó sus manos húmedas, gimiendo de dolor, y fue a abrir la puerta. María Delgado enjugó sus palmas mojadas, suspiró por el dolor de espalda y caminó hasta el recibidor.
Juan esperaba a su novia. Los invitados estaban reunidos, el día planeado al minuto, pero Greta siempre tan puntual llegaba tarde sin avisar. ¡Parece que no vendrá!
**Diario de un Hombre** ¡No me llames más! ¿Para qué perder el tiempo con algo que no necesitas? Hace mucho que me di cuenta de que ni tú ni tus hijos









