Despedida Rápida: Un Adiós desde el Coche y el Regreso a Casa…

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Despedida Apresurada: Un Adiós desde el Coche y el Regreso a Casa

Bajó del automóvil y se despidió con ternura de su amante antes de dirigirse a casa. Al llegar, se detuvo un instante frente al edificio, preguntándose cómo confesarlo todo a su esposa. Subió las escaleras y abrió la cerradura.

Holadijo Enrique. ¿Estás en casa, Leticia?
Sírespondió su esposa, indiferente. Hola. ¿Empiezo a freír los filetes?
Enrique se prometió actuar con firmeza, como debe ser un hombre. Era hora de terminar su doble vida, antes de que los besos de su amante perdieran calor, antes de que la rutina lo devorara de nuevo.

Leticia carraspeó, debo decirte que tenemos que separarnos.
Leticia recibió la noticia con una calma sorprendente. Siempre había sido difícil de perturbar, por eso Enrique la llamaba cariñosamente “Leticia la Fría”.

¿En serio?preguntó desde la puerta de la cocina. ¿Quieres que no fría los filetes, entonces?
Como prefierasdijo Enrique. Si quieres, fríelos. Si no, no. Me voy, estoy con otra.
La mayoría de esposas habría arrojado algo a su marido. Pero Leticia no era como las demás.

Claro, tú y tus rarezasrespondió. ¿Trajiste mis botas del arreglo?
NoEnrique se sintió incómodo. Si es importante, ¡puedo ir por ellas ahora mismo!
Ay, Enriquemurmuró Leticia. Si envías a un tonto por botas, acabas con las viejas de vuelta.
Enrique se ofendió. El anuncio de la separación no iba como esperaba. ¡Todo carecía de emoción! Pero, ¿qué más podía esperar de una esposa llamada Leticia la Fría?

¡Leticia, parece que no me escuchas!exclamó. Me voy. Viviré con otra mujer y tú solo hablas de botas.
Bienrespondió ella. A diferencia de mí, tú puedes ir donde quieras. Tus botas no están en el taller. No tienes por dónde quedarte atrapado.
Llevaban años juntos, pero Enrique aún no sabía si hablaba en serio o con ironía. En su día, se enamoró de Leticia por su carácter sereno, su habilidad para evitar conflictos y su brevedad al hablar. Además, sus dotes domésticas y su belleza fueron decisivas.

Ella era segura, leal y fría, como un ancla. Pero ahora Enrique amaba a otra. ¡Una pasión ardiente, prohibida y dulce! Era hora de poner fin y comenzar una nueva vida.

Leticia, quiero agradecerte todo, pero me voy porque amo a otra mujer, no a ti.
¡Vaya sorpresa!exclamó Leticia. No me amas, ¡qué novedad! Mi madre adoraba al vecino, mi padre amaba el dominó y el vino. ¿Y qué fue de mí?
Enrique sabía que discutir con ella era inútil. Cada palabra suya pesaba como plomo. Su determinación se desvaneció.

Eres increíble, Leticiadijo, resignado. Pero amo a otra, con pasión prohibida. Me voy, ¿entiendes?
¿Otra?preguntó. ¿Es Clara Mendoza?
Enrique retrocedió. Hace un año tuvo un romance con Clara, ¡pero nunca imaginó que Leticia lo supiera!

¿Cómo sabes eso?empezó, pero se detuvo. No importa. No es ella.
Leticia bostezó.

¿Será Marta Vidal? ¿Te irías con ella?
Un escalofrío recorrió su espalda. También tuvo un affaire con Marta, pero era pasado. Si Leticia lo sabía, ¿por qué no dijo nada? Claro, era de hierro.

No, ni Clara ni Marta. Es otra, la mujer de mis sueños. No puedo vivir sin ella. ¡Estoy decidido!
Entonces es Soniarefunfuñó Leticia. Vaya, Enrique ¡qué mal guardas los secretos! ¿Tu sueño es Sonia Gutiérrez? Treinta y cinco años, un niño, dos abortos ¿No?
Enrique se cogió la cabeza. ¡Era cierto! Tenía un lío con Sonia.

¿Cómo lo sabes?balbuceó. ¿Alguien nos delató? ¿Me seguías?
Sencillo, Enriquerespondió Leticia. Soy ginecóloga y he examinado a casi todas las mujeres de esta ciudad. Tú solo a unas pocas. Bastó ver lo necesario para pillarte.
Enrique se recomponía.

¡Supongamos que sí! Aun así, me voy con ella.
Qué ingenuo, Enriquedijo Leticia. Podrías haberme preguntado antes. No hay nada especial en Sonia, te lo digo como médica. ¿Viste su historial?
N-noconfesó.
Pues bien. Ve a ducharte. Mañana hablaré con el Dr. Salgado para que te atienda sin esperadijo. Después hablaremos. ¡No es normal que el marido de una médica no sepa elegir una pareja sana!
¿Qué debo hacer?preguntó, desolado.
Freiré los filetesrespondió Leticia. Tú, dúchate y haz lo que quieras. Si buscas una musa perfecta, sin problemas, dime. Puedo recomendarte

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