Author: Javier Martínez
¡No puedo creerlo! ¡Mi mejor amigo resulta ser el padre de Alejandro! Más de cuatro años cuidando de mi hijo sin imaginar que no era mío.
El hombre de traje se detuvo junto al puesto del mercado. Su mirada fría, pero controlada, se clavó en el joven alborotador. A su alrededor, la gente contenía
Bueno, chicos, la pesca puede esperar decidió Víctor mientras agarraba la red de pesca. Hay que salvar a este pobre animal. Víctor manejaba la lancha sobre
Niña, ¿a quién buscas? pregunté. Busco a mi mamá, ¿no la has visto? La pequeña, de unos seis años, me miró con unos ojos grises llenos de esperanza.
La madre de Lucía llevaba tiempo enferma. Cada día era una lucha para ella, pero incluso en los momentos más difíciles encontraba fuerzas para apoyar a su hija.
Si el bebé se parece a él lo dejaré ¡le daré la vida y lo dejaré! dijo Valeria con una voz sin color. Querida, ya es tarde para arrepentirte.
Todas las tardes, al salir del instituto, Tomás paseaba por las calles adoquinadas con la mochila colgada de un hombro y una flor del campo entre los dedos
Ha venido tu madre a buscarte, prepárate. Se dice que todos los niños en el orfanato esperan con ansias escuchar esas palabras. Pero Lucía se estremeció
En el sueño más extraño, todo parecía difuminarse entre la realidad y el absurdo. Si para abrir las piernas sois tan valientes, ¿por qué no asumís la responsabilidad después?
¡Qué niña a los cuarenta y un años! gritaba el hombre a Ana. A tu edad ya otras son abuelas. Ana, no hagas tonterías. Está claro que te importa un bledo









