Author: Javier Martínez
Un espantoso descubrimiento salió a la luz por pura casualidad. A mi hermana pequeña de cuatro años, Lucía, le apareció una hernia umbilical.
Primavera temprana La pequeña Lucía, una niña de cuatro años, observaba con curiosidad al “recién llegado” que había aparecido en su barrio.
“Vaya, Tania, no te enfades conmigo, pero no voy a vivir contigo.” “¿Y si lo intentamos, Sergio?” Tania lo miraba casi sin pestañear
El silencio en la casa era espeso como la miel, solo roto por el crepitar de la leña en la chimenea. Ana Martínez, una mujer de rostro cansado y surcado
Hace mucho tiempo, en un pequeño pueblo de Castilla, mi yerno me dijo que no volvería a ver a mi hija si no vendía la casa de mi madre. La mitad de mi
*Parece que has olvidado que este piso es mío ¡lo compré antes del matrimonio!dije con frialdad al escuchar a mi marido dar órdenes sobre mi casa con toda
Cuando Lucía entró en el piso, vio inmediatamente los zapatos de su suegra en medio del recibidor. Supo que no habría descanso ese día. Fermina Victoria
¡Largo de aquí, viejo asqueroso! le gritaron mientras lo echaban del hotel. Solo después supieron quién era en realidad, pero ya era demasiado tarde.
«Puedes pensar de mí lo que quieras, pero no podrás probar nada» amenazó la suegra, colocando a su nuera ante una difícil decisión. «Bien, Maricarmen
La Última Esperanza María estaba encogida en el sofá, con las manos apretadas contra el bajo vientre. Todo le dolía, un recordatorio constante de lo que se avecinaba.









