Algún día verás cómo he envejecido.

Life Lessons

Algún día, quizás, me verás ya encorvada, con las manos temblorosas al abotonar la blusa, y al sentarme a la mesa podré dejar caer la cuchara o manchar el mantel.

Te lo pido, no te enfades, ten piedad de mí.

Recuerda cuando, hace años, yo, Dolores Martínez, te enseñaba con paciencia a sostener la cuchara, a vestirte sola, mientras el sonido de la campana de la iglesia de la Plaza Mayor resonaba.

Si repito una y otra vez la misma historia, no me interrumpas; sólo escúchame.

¿Acuerdas cómo me rogabas, Cayetana, que te contara el cuento una y otra vez hasta que el sueño te vencía, abrazándome con tus manitas?

Si a veces me niego a ir a ducharme, no me recrimines; recuerda cómo inventaba aventuras para arrastrarte al baño, porque te negabas con terquedad a entrar.

Cuando no entiendo los aparatos nuevos, el móvil que suena como un canto de sirena o la tele de pantalla plana, no te rías de mí. Dame un momento, por favor.

Piensa en aquellas tardes en que te enseñé a escribir la primera letra, a contar manzanas en la cocina de nuestra casa en Madrid, mientras yo, agotada, apenas podía mantenerme en pie.

Si se me escapan palabras o pierdo el hilo, ten paciencia, no te irrites.

Lo que importa no son las palabras que digo, sino que estés a mi lado, escuchándome sin apartar la mirada.

Cuando mis piernas se hagan débiles y ya no pueda caminar a tu lado, no pienses que soy una carga. Solo extiende tu mano. Así como yo te sostuve cuando diste tus primeros pasos por el umbral de nuestro hogar.

Un día entenderás que, pese a mis errores, siempre quise lo mejor para ti. Cada paso mío, cada decisión, fueron intentos de aligerar tu camino, aunque el mío fuera más pesado.

Regálame un poco de tu tiempo, una pizca de tu paciencia. Déjame apoyarme en tu hombro, como tú una vez te refugiabas en el mío cuando el dolor o el miedo te asaltaban.

Te quiero, hija mía. Te quiero, hijo mío.

Y rezo por vosotros, aun cuando ya no lo notéis, bajo el mismo cielo que cubre Madrid y sus calles empedradas.

Rate article
Add a comment

eighteen − 6 =