¡Al final, no pasó nada grave! Bueno, a los hombres a veces nos pasa – nos dejamos llevar y no pudimos parar a tiempo.

Life Lessons

**Diario de un Hombre**

Vaya, al final no ha pasado nada tan grave, ¿no? A los hombres a veces nos puede la tontería, nos dejamos llevar y no sabemos parar a tiempo. Sé más inteligente. ¿De verdad vas a dejar que otra mujer se quede con tu marido? ¡Pensará que te ha vencido! ¡Lucha por tu familia! insistía mi suegra, Carmen.

El sábado por la mañana, Lucía llevó a nuestro hijo a casa de sus padres. Habíamos acordado que Daniel se quedaría con ellos un tiempo. Al volver a casa, sacó unas cajas de cartón del balcón y empezó a recoger sus cosas, primero las de la habitación del niño.

Fue metiendo ropa, juguetes, libros, sellando las cajas con cinta y escribiendo encima. En poco tiempo, la habitación quedó vacía, solo los muebles que no pensaba llevarse.

Sobre las doce, sonó el teléfono. Lucía miró la pantalla: era su suegra.

Hola, Carmen.

Buenos días, cariño. Javier me ha contado todo. Sé que estás dolida, pero ¿no irás demasiado rápido? Espera, cálmate un poco, piénsalo. ¿De verdad quieres romper la familia? preguntó Carmen.

No soy yo quien la rompe, sino Javier respondió Lucía con firmeza.

No le quito culpa, Lucía, pero ¿no podrías perdonarlo esta vez?

¿Esta vez? Su relación con esa compañera de trabajo lleva seis meses. ¿Y usted me dice que lo perdone? No dijo, seca.

Por favor, reflexiona. Le quitas a Daniel su padre, y Javier lo adora.

Podrá verlo cuando quiera, no se lo impediré. Pero vivir con su hijo ya no es una opción. Y ahora, discúlpeme, tengo que seguir empacando.

Terminó con las últimas cajas y pasó al dormitorio para meter su ropa en las maletas.

Carmen apareció en el piso una hora después, convencida de que podría hacer cambiar de idea a su nuera. La conversación fue en círculos:

Al fin y al cabo, no ha pasado nada grave. Los hombres son así, se dejan llevar. ¡Sé más lista! ¿Vas a dejar que esa chica se quede con él? ¡Lucha!

Carmen, Javier no es un trofeo. ¿Me está sugiriendo que reto a esa chica a un duelo? ¿O al ring de boxeo? Si no fuera ella, sería otra.

Te diré un secreto. El padre de Javier, Manuel, también tuvo sus deslices de joven. Pero yo fui más inteligente y mantuve la familia. Llevamos 35 años juntos. Pronto celebraremos las bodas de coral.

¿Y en qué consistió esa inteligencia? preguntó Lucía, irónica.

No le armé escándalos. Al contrario: fui más cariñosa, cociné sus platos favoritos, me interesé por su trabajo, me arreglé A veces sabía que venía de estar con la otra, y lo único que quería era darle con la sartén en la cabeza. Pero aguanté y sonreí. Y mira, conservé a mi marido.

Carmen, usted es admirable. Yo no podría. Tengo demasiado sentido del asco. Lo que propone es como comer de un cubo de basura.

Su suegra se levantó furiosa y salió sin despedirse.

Al día siguiente, su padre vino a ayudarla. Cargaron las maletas en la furgoneta y se fueron. De camino, Lucía pidió parar en casa de Carmen para devolver las llaves.

¿Te imaginas? le contó después a su amiga Sofía. Mi suegra pasó una hora intentando convencerme de que perdonara las “tonterías” de Javier.

¿Y qué excusas puso?

Las de siempre: “Le quitas el padre al niño”, “todos los hombres son iguales”, “las mujeres debemos ser más listas”. Hasta me contó cómo recuperó a su marido.

¿Cómo?

No te lo repito, pero fue de traca. Tú no harías eso.

¿Ya has puesto la demanda?

Sí, el viernes.

Por fin te libras de ese donjuán. Ya era hora.

¿Cómo que “era hora”? ¿Tú lo sabías?

No del todo, pero lo sospechaba. Viste cómo se le acercaba esa Sandra en la cena de empresa. ¿O no te preguntaste por qué siempre se apuntaba a los viajes de trabajo con él? No te dije nada porque no estaba segura.

Podrías haberme dado un aviso.

¿Y si me equivocaba? ¿Qué habrías pensado de mí? ¿Que quería separaros?

Lucía se enfadó, pero Sofía tenía razón.

Bueno, ¿y ahora qué?

Nos iremos a un piso de mi abuela. Solo tiene dos habitaciones, pero nos basta. Javier dice que no quiere divorciarse, que ha entendido su error. Pero a mí me basta una vez.

¿Y la manutención?

Prefiero que sea oficial. Juró que me quitaría a Daniel: “Tengo mejor casa, mejor sueldo”.

¿Y tú?

Le recordé sus ocho viajes de trabajo el año pasado. ¿Con quién dejaría al niño si se lo llevara?

Javier intentó quedarse con la custodia, alegando que Lucía no podía mantener a su hijo. Carmen incluso acusó a su nuera de esconder al niño.

Pero no prosperó. Lucía demostró que tenía trabajo, casa y que Javier viajaba demasiado.

Poco después, Sofía le dio la noticia:

Sandra se ha ido.

¿Por?

Las compañeras la hicieron la vida imposible. Al final, se fue a Madrid. Tu ex se ha quedado solo.

Ya no es mi problema dijo Lucía.

Y era cierto. No hay que beber dos veces del mismo pozo envenenado.

**Lección aprendida:** A veces, la dignidad vale más que el perdón.

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